LOS CLÁSICOS DIVERTIDOS: El sueño de una noche de verano, de William Shakespeare, por Ancrugon
“El sueño de una noche de verano” (Midsummer Night’s Dream) es una comedia en cinco actos escrita por William Shakespeare entre los años 1590 y 1596 siendo representada, por primera vez, al poco tiempo de ser concluida. En ella se narran los acontecimientos ocurridos en la boda del Duque de Atenas, Teseo, con la bella Hipólita y se incluyen las aventuras de cuatro jóvenes amantes atenienses y un grupo de seis actores aficionados que están manipulados por las traviesas hadas que habitan el bosque. Posiblemente, Shakespeare se inspirase en la lecturas tanto de Reginald Scot, sobre todo en su obra “The Dicoverie of Witchcraft” (El descubrimiento de la hechicería), como en la clásica de Apuleyo “El asno de oro.” Hay quien piensa que esta obra fue escrita para ser representada en la boda de Elizabeth Carey, Lady Berkeley, y otros dicen que estaba destinada a la misma reina para ser representada en la mágica noche de San Juan
En la obra se entrelazan
tres planos diferentes unidos por la celebración de la boda de Teseo y la reina
amazona Hipólita, desarrollándose en los escenarios del bosque y del reino de
la Tierra de las Hadas, todo bajo la luz de la luna.
Los personajes más
importantes se dividen en tres grupos: los atenienses, las hadas y los actores.
Entre los primeros
encontramos a Teseo, Duque de Atenas; Hipólita, la reina de las amazonas y
prometida de Teseo; Philostrate, el dueño de los Revels; Egeo, padre de Hermia,
quien la quiere casar con Demetrio; Hermia, hija de Egeo y enamorada de
Lisandro; Helena, amiga de Hermia y enamorada de Demetrio; Lisandro, enamorado
de Hermia, y Demetrio, enamorado de Hermia en un principio, aunque más tarde se
enamorará de Helena.
Entre las hadas están:
Oberón, marido de Titania y rey de las hadas; Titania, esposa de Oberón y reina
de las hadas; Robin Goodfellow o Puck, siervo de Oberón y bufón del reino;
Peaseblossom, siervo de Titania; Moth, siervo de las hadas de Titania;
Mustardseed, siervo de las hadas, y las hadas primera y segunda.
Y en el tercer grupo se
hallan: Peter Quince, carpintero, líder del grupo y quien interpreta a Prologo;
Nick Bottom, tejedor, interpreta a Píramo; Francis Flute, fabricante de
fuelles, interpreta a Tisbe; Robin Starveling, sastre, interpreta a Moonshine;
Tom Hocico, calderero, interpreta al Muro, y Snug, carpintero, interpreta al
León.
En la primera escena nos
encontramos con que Hermia se niega a casarse con Demetrio, el hombre que su
padre le ha elegido como esposo, porque ella está enamorada de Lisandro. Egeo,
el padre, la lleva ante Teseo e invoca que se cumpla la antigua ley por la cual
una hija debe contraer matrimonio con el pretendiente elegido por su padre o,
de lo contrario, enfrentarse a la muerte, pero Teseo le da otra opción
consistente en que la joven permanezca virgen durante toda su vida entrando
como sacerdotisa de la diosa Diana.
Al mismo tiempo, Peter
Quince y sus compañeros pretenden producir una obra de teatro para el Duque y
la Duquesa: “La comedia más lamentable y
la muerte más cruel de Píramo y Tisbe.” Quince lee los nombres de los
personajes asignándolos a los diferentes actores, pero Nick Botton, quien tiene
el papel principal de Piramo, es demasiado ambicioso y quiere ser más que el
resto, por lo que quiere para sí los papeles de Tisbe, León y Píramo al mismo
tiempo y, dejándose llevar por su ambición tiránica, recita algunas líneas de
Ercles. Quince concluye la reunión diciendo: “En el roble del Duque nos encontramos.”
Mientras tanto, Oberón,
Rey de las hadas, y la reina Titania han llegado al bosque de las afueras de
Atenas. Titania le dice a Oberón que ella planea quedarse allí hasta que haya
asistido a la boda de Teseo e Hipólita, pero se niega a prestarle a Oberón a su
indio mutante para que lo utilice como caballero u hombre de confianza, pues
dice que la madre del niño fue una sus mayores adoradoras. Oberón se enfada y
quiere castigar a Titania por lo que encarga a su travieso bufón de la corte
Puck, o Robin Goodfellow, que fabrique una pócima mágica derivada de una flor
llamada “amor en la pereza”, la cual cambia del color blanco a púrpura cuando
es golpeada por la flecha de Cupido. Cuando esta pócima es aplicada sobre los
párpados de una persona dormida, esa persona se enamora de la primera cosa viva
que ve al despertar. Lo que pretende Oberón es que Titania se enamore de la
primera bestia que se le aparezca por el bosque y así burlarse de ella.
Por otro lado, Hermia y
Lisandro han escapado al bosque con la intención de fugarse, pero Helena se ha
enterado del plan y se lo comunica a Demetrio quien les sigue con intención de
matar a Lisandro. Helena le sigue y le promete que le querrá más que Hermia,
sin embargo él la insulta y la desprecia. Todo esto es observado por Oberón,
quien ordena a Puck que ponga un poco del jugo mágico sobre los párpados de Demetrio,
sin embargo Puck se equivoca y confunde a Lisandro por Demetrio. Helena lo
encuentra tumbado en el suelo y no sabe si está muerto o dormido por lo que
intenta despertarlo, al hacerlo, Lisandro cae prendido de Helena al ser el
primer ser vivo que ve al despertar. Oberón ve que Demetrio sigue enfadado con
Hermia y se enfurece con Punk a quien vuelve a enviar para hacer correctamente
el trabajo una vez Demetrio se duerme, sin embargo, cuando éste despierta a la
primera persona que ve es a Helena y ahora ambos, Lisandro y Demetrio, están
enamorados de ella, pero Helena cree que ellos se están burlando. Por su parte
Hermia acusa a Helena de que su amado la haya abandonado. Los cuatro se pelean
entre sí hasta que Lisandro y Demetrio deciden batirse en duelo por el amor de
Helena. Al ver todo este lío, Oberón ordena a Puck que lo arregle y éste libera
del hechizo a Lisandro, quien vuelve a estar enamorado de Hermia, mientras
Demetrio sigue con Helena.
Mientras tanto, Quince y
su grupo de obreros se adentran en el bosque para ensayar la obra sobre Píramo
y Tibe que pretenden representar en la boda de Teseo, y así llegan hasta la
glorieta de Titania. En eso, Bottom es descubierto por Puck quien tomando su
nombre como un sinónimo de “burro”, transforma su cabeza en la de un asno.
Cuando Bottom regresa junto a sus amigos para recitar su parte, los otros huyen
gritando de terror y él se queda sorprendido pues no se había dado cuenta de su
transformación. Pero con tanto ruido, Titania se despierta y, al ver a Bottom,
se enamora de él, lo que aprovecha Oberón para quitarle al niño mutante. Una
vez conseguido lo que quería, Oberón ordena a Puck que le quite la cabeza de
asno a Bottom y que haga creer a Hermia, Lisandro, Demetrio y Helena que todo
ha sido un sueño.
Las hadas desaparecen y
Teseo e Hipólita llegan de una cacería. Entonces se despiertan los amantes y,
como Demetrio ya no ama a Hermia, sino a Helena, Egeo no puede lograr que se
case con su hija, por lo que accede que ella siga con Lisandro. También despierta
Bottom y al ver que no tiene cabeza de asno, piensa que todo ha sido un mal
sueño. Teseo decide que se celebre una boda en grupo y luego todos juntos
contemplan la obra de los hombres del pueblo sobre Píramo y Tisbe pero, aunque
es una tragedia, dado lo malos que son los actores, todos ríen como si se
tratase de una comedia. Cuando todos se retiran a dormir, aparecen Oberón,
Titania, Puck y el resto de hadas quienes bendicen el lugar con la buena
fortuna y Puck se dirige al público para decirles que todo lo que acaban de ver
no es sino sólo un sueño.
Entre los varios temas de
la obra se encuentra, sin lugar a dudas, el del amor, pero, como ya ocurrió en El libro del Buen Amor, era éste un amor
diferente del que se esperaba, más bien oscuro, lleno de aspectos mágicos y
pócimas, de juegos y bromas, aunque al final triunfa el verdadero, pero no por
ello da la sensación de que este sentimiento no es tomado demasiado en serio y,
en ocasiones, es tenido como algo opresor que pretende atenazar la libertad
individual de los amantes.
Al mismo tiempo, y
continuando con el ambiente transgresor de la obra, tenemos la ambigüedad
sexual que impregna la misma, chocando frontalmente con las costumbres sociales
de la época y con los mandamientos de unas iglesias, tanto la anglicana como la
católica, demasiado puritanas e intransigentes en lo que a este tema respecta.
Por otro lado, no es raro
encontrar alguna crítica, más o menos velada, o al menos ironía, sobre el
dominio del hombre sobre la mujer, aunque el matrimonio sigue siendo la
solución final para las mujeres, mientras que los hombres tienen más salidas y
recursos. Pero así mismo aparecen diversas situaciones en que las jóvenes se
rebelan contra las imposiciones que consideran injustas. Pero no debemos
olvidar la contradicción en la que vivía el mismo reino británico, donde un
pueblo de cultura paternalista y machista era firmemente gobernado por las
manos femeninas de Isabel I.
EL SUEÑO DE UNA
NOCHE DE VERANO, de William Shakespeare.
INICIO
I.i Entran TESEO,
HIPóLITA, [FILóSTRATO] y otros.
TESEO
Bella Hipólita,
nuestra hora nupcial ya se acerca: cuatro días gozosos traerán otra luna. Mas,
¡ay, qué despacio mengua ésta! Demora mis deseos, semejante a una madrastra o
una viuda que va mermando la herencia de un joven.
HIPÓLITA
Pronto cuatro días
se hundirán en noche; pronto cuatro noches pasarán en sueños, y entonces la
luna, cual arco de plata tensado en el cielo, habrá de contemplar la noche de
nuestra ceremonia.
TESEO
Anda, Filóstrato, mueve
a la alegría a los jóvenes de Atenas, despierta el vivo espíritu del gozo. Y
manda la tristeza a los entierros:tan mustia compañía no conviene a nuestra
fiesta. [Sale FILÓSTRATO.] Hipólita, te he cortejado con mi espada e,
hiriéndote, tu amor he conquistado. Mas voy a desposarte en otro tono: con
festejo, celebración y regocijo.
Entran EGEO y su
hija HERMIA, LISANDRO y DEMETRIO.
EGEO
¡Salud a Teseo,
nuestro excelso duque!
TESEO
Gracias, buen
Egeo. ¿Qué noticias traes?
EGEO
Acudo a ti
consternado a denunciar a mi propia hija Hermia. -Acércate, Demetrio. - Mi
noble señor, este hombre tiene mi consentimiento para unirse a ella. –Acércate,
Lisandro. - Y, mi augusto duque, este otro le ha embrujado el corazón. -Sí,
Lisandro: tú le has dado tus poesías y con ella has cambiado prendas de amor. En
el claro de luna le has cantado a su ventana, afectando con tu voz tiernos
afectos, y en su mente tu imagen has sellado con pulseras hechas con tu pelo,
sortijas, adornos, caprichos, baratijas, ramilletes y confites, seductores de
la incauta juventud; con astucia a mi hija has cautivado, y has trocado la
obediencia que me debe en tenaz
insumisión. Gran duque, si ella aquí, en tu augusta presencia, se niega a
casarse con Demetrio, yo reclamo el antiguo privilegio ateniense; puesto que es hija mía, yo dispongo de ella: o
se la entrego a este caballero o a la muerte, como de forma expresa estipula
nuestra ley para este caso.
TESEO
¿Qué respondes,
Hermia? Considera, hermosa joven, que tu padre debe ser para ti como un dios. Él
te dio belleza; sí, y para él tú eres como imagen estampada en cera: queda a su
albedrío conservar la figura o borrarla. Demetrio es un digno caballero.
HERMIA
También Lisandro.
TESEO
En sí mismo, sí;
pero en este caso, al no tener la venia de tu padre, el otro debe ser tenido
por más digno.
HERMIA
Ojalá que mi padre
viera con mis ojos.
TESEO
Tus ojos debieran
ver con su juicio.
HERMIA
Suplico, mi señor,
que me perdones. No sé lo que me ha dado el valor, ni si es conveniente a mi
recato defender ante ti mi pensamiento. Mas te ruego, mi señor, que me digas lo
peor que puede sucedermesi me niego a casarme con Demetrio.
TESEO
La pena de muerte
o renunciar para siempre al trato con los hombres. Por tanto, bella Hermia,
examina tus deseos, piensa en tu edad,
mide bien tus sentimientos y decide si, al no ceder a la elección paterna,
podrás soportar el hábito de monja, encerrada para siempre en lóbrego claustro,
viviendo como hermana yerma de por vida y entonando tenues himnos a la frígida
luna. Las que, venciendo su pasión, emprenden tan casto peregrinaje son tres
veces benditas, pero en la tierra es más feliz la rosa arrancada que la que,
ajándose en intacto rosal, crece, vive y muere en bendita doncellez.
HERMIA
Pues así he de
crecer, vivir y morir, señor, antes que ceder mi privilegio virginal al hombre
cuyo no querido yugo mi alma se niega a obedecer.
TESEO
Considéralo
despacio y, con la luna nueva, el día en que mi amor y yo sellemos un contrato
de unión sempiterna, ese día prepárate a morir por no acatar el deseo de tu
padre, a casarte con Demetrio, como quiere, o, en el altar de Diana, a hacer
voto de perenne abstinencia y celibato.
DEMETRIO
Querida Hernia,
cede. Lisandro, somete tu falaz pretensión a mi claro derecho.
LISANDRO
Demetrio, tú ya
tienes el amor de su padre; tenga yo el de Hermia. Cásate con él.
EGEO
Cierto, burlón
Lisandro: él tiene mi amor, y con mi amor le daré lo que es mío. Como ella es
mía, todos mis derechos sobre ella se los transfiero a Demetrio.
LISANDRO
Mi señor, soy de
tan noble cuna como ély de igual hacienda. Estoy más enamorado, mi posición se
equipara, si es que no supera, a la de Demetrio. Y, lo que cuenta más que mis
alardes, la hermosa Hermia me quiere. ¿Por qué voy a renunciar a mi derecho?
Demetrio (y se lo digo a la cara) ha cortejado a Helena, la hija de Nédar, y le
ha robado el alma; y la dulce Helena ama, adora, idolatra con delirio a este
hombre corrompido y veleidoso.
TESEO
Debo confesar que
también he oído eso y pensaba hablar con Demetrio de este asunto, mas, atareado
con los míos propios, se me fue de la memoria. Demetrio, ven, y tú también,
Egeo; vais a acompañarme: os quiero hacer una advertencia a solas. Respecto a
ti, bella Hernia, prepárate a ajustar tu capricho al deseo de tu padre; si no,
las leyes de Atenas, que yo no puedo suavizar, han de
entregarte a la muerte o a una vida de santo celibato. - Ven, Hipólita. ¿Cómo
estás, mi amor? - Demetrio y Egeo, venid conmigo. Os he reservado algunas tareas referentes a
mis bodas, y quiero hablaros de algo que os
toca muy de cerca.
EGEO
Te seguimos con
placer y acatamiento.
Salen todos menos
LISANDRO y HERMIA.
LISANDRO
¿Qué tal, mi amor?
¿Por qué tan pálida?¿Cómo es que tus rosas se han mustiado tan deprisa?
HERMIA
Tal vez por falta
de lluvia, que bien podría darles con
diluvios de mis ojos.
LISANDRO
¡Ay de mí! A
juzgar por lo que he leído o lo que he oído de casos reales o fábulas, el río
del amor jamás fluyó tranquilo. O había diferencia de rango...
HERMIA
¡Qué cruz! Ser
noble y no poder prendarse del humilde.
LISANDRO
... o edades
dispares y no hacían pareja.
HERMIA
¡Qué cruel! Ser
vieja y no poder casarse con un joven.
LISANDRO
O depender de la
elección de los tuyos.
HERMIA
¡Ah, infierno!
¡Que elijan nuestro amor ojos de otros!
LISANDRO
O, si había
consonancia en la elección, asediaban al amor enfermedad, guerra o muerte,
volviéndolo fugaz como un sonido, veloz como una sombra, efímero cual sueño,
breve cual relámpago que, en la noche oscura, alumbra en su arrebato cielo y
tierra y, antes que podamos decir «¡Mira!», lo devoran las fauces de las
sombras. Así de rápido perecen ilusiones.
HERMIA
Si los amantes encontraban
siempre estorbos, será porque es ley del destino. Soportemos pacientes nuestra
pena, pues es cruz que de antiguo se ha llevado, y tan propia del amor como los
sueños, suspiros, ansias, deseos y llanto que siempre le acompañan.
LISANDRO
Buen parecer.
Entonces, oye, Hermia: tengo una tía viuda, señora de grandes rentas y sin
hijos. Reside a siete leguas de Atenas, y yo soy para ella como su único hijo.
Allí, querida Hermia, puedo desposarte; allí no pueden seguirnos las rígidas
leyes atenienses. Así que, si me quieres, escápate esta noche de casa de tu
padre y, en el bosque, a una legua de la villa, donde una vez te vi con Helena
celebrando las fiestas de mayo, allí te esperaré.
HERMIA
Gentil Lisandro, por
el arco más fuerte de Cupido, por su flecha mejor de punta de oro, por las
palomas de Venus, candorosas, por lo que une almas y al amor exhorta, por el
fuego en que ardió Dido de Cartago cuando vio zarpar al falso troyano, por
cuantas promesas el hombre vulnera (más de las que nunca mujeres hicieran), te
juro que en ese lugar que me has dicho mañana sin falta me veré contigo.
LISANDRO
Cumple el
juramento, amor. Aquí viene Helena.
Entra HELENA.
HERMIA
Dios te guarde,
bella Helena. ¿Dónde vas?
HELENA
¿Me has llamado
bella? Lo has de retirar. Demetrio ama tu belleza. ¡Gran dicha! Le guían tus
ojos, y tu voz divina le suena más dulce que al pastor la alondra cuando el
trigo es verde y el espino brota. El mal se contagia. ¡Pero no un semblante! El
tuyo, mi Hermia, quisiera robarte. Mi oído, tu voz; mis ojos anhelan tus ojos;
mi lengua, el son de tu lengua. Fuera mío el mundo, menos a Demetrio, por
cambiarme en ti lo daría entero. ¡Ah, enséñame a ser bella, dime ya cómo logras
a Demetrio enamorar!
HERMIA
Le miro con ceño,
pero él sigue amándome.
HELENA
¡Aprendieran mis
sonrisas ese arte!
HERMIA
Le doy
maldiciones, y él me da su amor.
HELENA
¡Pudieran mis
preces moverle a pasión!
HELENA
Cuanto más le
odio, más me sigue él.
HELENA
Cuanto más le amo,
más me odia él.
HERMIA
Culpa mía no es su
locura, Helena.
HELENA
¡Así fuera mía! Es
de tu belleza.
HERMIA
Alégrate. Nunca
más verá mi cara, pues Lisandro y yo huiremos de casa. Antes que a Lisandro le
hubiera yo visto, para mí era Atenas como un paraíso. ¿Cuáles son las gracias
que hay en mi dueño, que ha convertido un cielo en infierno?
LISANDRO
Dulce Helena, te
revelo nuestro plan: mañana, cuando en el marino cristal la luna contemple
su rostro plateado y líquidas perlas adornen los campos (la hora que huidas de
amantes oculta), las puertas de Atenas verán nuestra fuga.
HERMIA
Y en el bosque,
donde tú y yo tantos días solíamos yacer en lechos de prímulas confiándonos las
dos nuestros secretos, allí Lisandro y yo nos encontraremos: no nos faltarán,
olvidando Atenas, otras compañías y amistades nuevas. Adiós, buena amiga;
tennos en tus preces, y que tu Demetrio te depare suerte. Lisandro, no faltes.
Del manjar de amores nuestra vista ayune
hasta mañana noche.
LISANDRO
Allí estaré,
Hermia.
Sale HERMIA.
Helena, he de
irme. Cual tú por Demetrio, que él por ti suspire.
Sale.
HELENA
¡Cuánto más
felices son un as que otras! Para Atenas soy como ella de hermosa, mas, ¿de qué
me sirve? No lo cree Demetrio: lo que todos saben no quiere saberlo. ¿Que él
yerra adorando los ojos de Hermia? Yo tampoco acierto amando sus prendas. A lo
que es grosero, deforme y vulgar Amor puede darle forma y dignidad. Amor ve con
la mente, no con la vista; por eso a Cupido dios ciego lo pintan. Y no es que a
su mente la guíe el cuidado, que alas y ceguera hablan de arrebatos. Por eso se
dice que Amor es un niño, pues ha errado mucho con quien ha elegido. Y si los
muchachos jugando se mienten, así el niño Amor es perjuro siempre. Antes que
Demetrio de Hermia se prendara sus votos de amor eran granizada. Llegando al
granizo el calor de Hermia, con él derritió todas sus promesas. La fuga de
Hermia le voy a contar: mañana en la noche él la seguirá hasta el mismo bosque.
Cuando oiga mi anuncio, si me da las gracias, las dará a disgusto. Mas yo de
este modo la pena compenso viéndole ir allá, y luego al regreso.
Sale.
I.ii Entran
MEMBRILLO el carpintero, AJUSTE el ebanista, FONDÓN el tejedor, FLAUTA el remiendafuelles,
MORROS el calderero y HAMBRÓN el sastre.
MEMBRILLO
¿Está toda la
compañía?
FONDÓN
Más vale que los
llames peculiarmente, uno a uno, según el escrito.
MEMBRILLO
Aquí está la lista
con los nombres de todos los de Atenas a los que se considera aptos para
representar la comedia ante el duque y la duquesa en la noche de su boda.
FONDÓN
Amigo Membrillo,
primero di de qué trata la obra; después, nombra a los cómicos y entonces llega
al final.
MEMBRILLO
Pues la obra se
llama «La dolorosísima comedia y la crudelísima muerte de Píramo y Tisbe».
FONDÓN
Un gran trabajo,
te lo digo yo, y divertido. Ahora, amigo Membrillo, pasa lista a los cómicos.
Señores, separaos.
MEMBRILLO
Responded conforme
os llame. Fondón el tejedor.
FONDÓN
Presente. Dime mi
papel y sigue.
MEMBRILLO
Tú, Fondón, haces
de Píramo.
FONDÓN
¿Quién es Píramo?
¿Un amante o un tirano?
MEMBRILLO
Un amante que se
mata galantemente por amor.
FONDÓN
Para hacerlo bien
eso exigirá algún llanto. Si es mi papel, que el público se cuide de sus ojos:
desencadenaré tempestades, lloraré mi dolor. Todo eso. Aunque lo mío es el
tirano. Haría un Hércules espléndido o un papel de bramar y tronar, de
estremecerlo todo: Las rocas rugientes, los golpes rompientes destrozan los
cierres de toda prisión. Y el carro de Febo, que brilla a lo lejos, al destino
necio trae la destrucción. ¡Qué sublime! - Llama a los otros cómicos. - Es el
tono de Hércules, el tono de un tirano. Un amante es más doliente.
MEMBRILLO
Flauta el
remiendafuelles.
FLAUTA
Presente,
Membrillo.
MEMBRILLO
Flauta, tú tienes
que hacer de Tisbe.
FLAUTA
¿Quién es Tisbe?
¿Un caballero andante?
MEMBRILLO
Es la amada de
Píramo.
FLAUTA
Oye, no. No me
deis un papel de mujer: me está saliendo la barba.
MEMBRILLO
No importa. Puedes
hacerlo con máscara y hablar con voz fina.
FONDÓN
Si puedo taparme
la cara, déjame hacer de Tisbe a mí también. Pondré una voz finísima: «Tizne,
Tizne.» « ¡Ah, Píramo, amado mío! ¡Querida Tisbe, amada mía! »
MEMBRILLO
No, no. Tú haces
de Píramo; y tú, de Tisbe, Flauta.
FONDÓN
Bueno, sigue.
MEMBRILLO
Hambrón el sastre.
HAMBRÓN
Presente,
Membrillo.
MEMBRILLO
Hambrón, tú tienes
que hacer de madre de Tisbe. - Morros el calderero.
MORROS
Presente,
Membrillo.
MEMBRILLO
Tú, de padre de
Píramo. Yo, de padre de Tisbe. -Ajuste el ebanista. Tú, el papel del león. -
Espero que sea un buen reparto.
AJUSTE
¿Tienes escrito el
papel del león? Si lo tienes, haz el favor de dármelo, que yo aprendo despacio.
MEMBRILLO
Puedes
improvisarlo: sólo hay que rugir.
FONDÓN
Déjame hacer de
león a mí también. Rugiré de tal modo que levantaré el ánimo a cualquiera.
Rugiré de tal modo que el duque dirá:
«¡Que vuelva a rugir, que vuelva a rugir!»
MEMBRILLO
Si te pones tan
tremendo asustarás a la duquesa y a las damas, y harás que griten. Sólo por eso
nos ahorcarían a todos.
TODOS A todos, a
cada hijo de vecino.
FONDÓN
Amigos, si
asustáis de muerte a las damas, seguro que no les quedará más respectiva que
ahorcarnos. Pero yo voy a agraviar la voz y os rugiré más suave que un pichón.
Os rugiré como un ruiseñor.
MEMBRILLO
Tú no harás más
que de Píramo, que Píramo es bien parecido y tan apuesto como el que más en día
de primavera. Muy guapo y todo un caballero. Así que tienes que hacer de
Píramo.
FONDÓN
Bueno, pues me
encargo de él. ¿Qué barba es mejor para el papel?
MEMBRILLO
La que tú quieras.
FONDÓN
Actuaré con barba
de color paja, con barba cobriza, con barba carmesí o con barba dorada como una
corona de oro francesa.
MEMBRILLO
Algunas coronas
francesas ya no tienen pelo, así que tendrás que actuar afeitado. - Bueno,
amigos, aquí tenéis los papeles. Os ruego, suplico y ordeno que os los
aprendáis para mañana noche y que os reunáis conmigo en el bosque de palacio, a
una milla de Atenas, a la luz de la luna. Allí ensayaremos, que, si nos
juntamos en la ciudad, la gente nos asediará y sabrá lo que tramamos. Mientras,
haré una lista de los accesorios que requiere la comedia. Os lo ruego, no
faltéis.
FONDÓN
Nos reuniremos y
podremos ensayar con todo libertinaje y sin temor. ¡Trabajad duro y sin fallos!
¡Adiós!
MEMBRILLO
Nos vemos junto al
roble del duque.
FoNDóN
Conforme. El que
falte, se la carga.
Salen.
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