PERSONAJES DE PAPEL: Historia del cómic - Mesopotamia, por Fe.Li.Pe.
Cacería de Asurnasirpal (Asurnasirpal II, ca. 860 a. C.) panel 19 de la habitación B del Palacio
Noroeste de Nimrud, Nínive.
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En los albores de la
historia aparecen unos asentamientos en
los valles de los ríos Éufrates y Tigris cuyas riquezas les permitieron un
desarrollo mucho más rápido que en el resto del planeta, nos estamos refiriendo
a los territorios de Mesopotamia, “la
tierra entre ríos” según los griegos (Μεσοποταμία). Esta fue la zona donde
se dio el primer paso hacia el Neolítico ya entre el 6.000 al 5.000 antes de
Cristo, con un progreso bastante importante de la agricultura y la ganadería lo
que favoreció el florecimiento de las primeras ciudades, del comercio y de la
aparición de la escritura, allá por el tercer milenio antes de nuestra era,
cuya función primaria era la de administrar las cuentas de la comunidad sobre
tablillas de arcilla…
La historia de esta
región fue de todo menos tranquila y diversos pueblos quisieron dominarla a lo
largo de la historia dando lugar a distintos imperios, como sumerios o acadios,
babilonios o asirios, persas o griegos… lo que daría lugar a un sincronismo de
culturas que se reflejarían en el arte.
Y es aquí, en el arte, y
más concretamente en la pintura y los grabados, donde queremos detenernos para
estudiar un poco sobre la historia del cómic.
Mesopotamia era un
territorio de aluvión por lo que encontrar piedras duras para poder realizar
esculturas o grabados era algo complicado, así pues, éstas se traían de otras
comarcas bastante más lejanas, como las gemas de la India, o el marfil
africano, el lapislázuli asiático o el ámbar nórdico, pero también escaseaban
piedras como la obsidiana, dolerita, serpentina, diorita, jaspe, alabastro,
piedra caliza, mármol… así que cuando se conseguía alguna de ellas, era tratada
con verdadero mimo y calidad.
Un ejemplo de ello eran
los sellos cilíndricos grabados con motivos que representaban dioses o símbolos
de poder y lo cuales tenían como finalidad la de imprimir sus relieves sobre
tablillas de arcilla. Éstos estaban fabricados en piedra, cristal u otros
materiales. Eran unos pequeños cilindros grabados con dibujos y un pequeño
texto que identificaba a su poseedor que, una vez se pasaba por la tablilla de
arcilla húmeda, se reproducía en un friso con cierto potencial narrativo o
decorativo.
Sello cilíndrico e impresión: grupo de ganado
en un campo de trigo. Caliza, Mesopotamia, período de Uruk.
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Estos sellos aparecen por
primera vez en el período Uruk medio, sobre la mitad del IV milenio a.C.,
hallándose el ejemplar más antiguo en Shafarbad, al sudoeste de Irán. Se
utilizaban para sellar puertas, tinajas y bolas de arcilla, más tarde se
extendería su uso por toda la zona de escritura cuneiforme y su utilidad
llegará hasta nuestros días: sólo tenemos que recordar los cuños de caucho para
sellar cartas o los algo más antiguos para el lacre del correo.
Sello mesopotámico.
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Su temática era muy
variada y representaban tanto temas religiosos, como sociales, económicos, de
la vida cotidiana, etc., pero siendo siempre un fiel reflejo de la forma de
pensar de su autor y evolucionando en relación al lugar y al periodo al que
correspondieran.
Su función, además de la
meramente estética, administrativa o identificativa, era preferentemente
narrativa por lo que los hemos escogido como antiguos representantes del cómic
actual.
Sello mesopotámico 2 |
Otras representaciones
también bastante distintivas fueron las estelas, (del griego,
στήλη, stēlē; plural, στήλαι, stēlai y del latín stela;
plural, stelae), que es la denominación de un monumento pétreo,
normalmente monolítico con inscripciones, que se erige sobre el suelo y puede
tener una función conmemorativa, funeraria, religiosa o geográfica.
En ellas aparecían textos, símbolos o figuras describiendo su motivo o función,
por ejemplo, en este período, las estelas de Hammurabi o la Naram-Suen de
Akkad, esta última, también llamada Estela de la victoria, conmemoraba las
conquistas de este gran rey acadio quien consiguió unificar toda Mesopotamia,
Siria, Alepo y el Sinaí bajo su mando:
Naram-Sin aplastando a sus
enemigos
llevando casco con cuernos,
símbolo de la divinidad y ofreciendo
su
victoria a los dioses
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Durante el período asirio
proliferan los bajorrelieves sobre piedras de mármol o alabastro cuya tendencia
a la exageración de la musculatura humana es una de sus características más
notable. Los personajes distinguidos, como grandes guerreros, héroes o reyes,
llevan grandes barbas con rizos escalonados, mientras que los hombres de clase
baja carecen de pelos en el rostro. También es característico de estos los
adornos en los vestidos con grande flecos o franjas en los bordes.
Detalle de uno de los relieves de la cacería de
Asurnasirpal.
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En lo que se refiere a la
pintura, son muy pocos los ejemplos que han llegado hasta nuestros días, en
parte porque el tiempo y el clima han hecho su trabajo de desgaste y en parte
porque los frescos fueron menos abundantes que en la cultura egipcia (de la
cual hablaremos en el próximo capítulo):
Reconstrucción arqueológica del siglo XIX sobre
el posible aspecto de una sala del palacio de Nínive.
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Donde sí se encuentran
bastantes ejemplos significativos es en arte mueble, es decir, la obra de arte
que era realizada sobre un objeto de pequeñas dimensiones y fácilmente manejable
y transportable por el ser humano, así como en mosaicos (obras pictóricas
elaboradas con pequeñas piezas de piedra, cerámica, vidrio u otros materiales
similares de diversas formas y colores, llamadas teselas, unidas mediante
yeso, u otro aglomerante, para formar composiciones decorativas geométricas o
figurativas), y taraceas (técnica artesanal aplicada al revestimiento
de pavimentos, paredes, muebles, esculturas y otros objetos
artísticos), siendo los temas similares al de los grabados anteriormente mencionados.
de las tumbas reales de Ur (ca. 2650-2550 a. C.)
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