PERSONAJES DE PAPEL: Historia del cómic - Antiguo Egipto, por Fe.Li.Pe.


Siguiendo con nuestra historia del cómic, no estaría de más detenernos un poco en tres épocas de un gran valor artístico para la humanidad, me refiero al antiguo Egipto, la Grecia clásica y la Roma imperial. Hoy nos dedicaremos al imperio del Nilo y dejaremos para una próxima ocasión las otras dos grandes culturas. Si bien la principal manifestación artística y la más imponente, sin lugar a dudas, de los egipcios fue la arquitectura, no debemos olvidar que aquellas construcciones eran el soporte del pensamiento, las creencias y el conocimiento de aquellas gentes, pues sobre sus muros dejaron plasmada la escritura jeroglífica, las pinturas y los relieves. Todas estas exhibiciones servían para mostrar su vida cotidiana, exponer sus rituales religiosos o inmortalizar a sus personajes más relevantes.

Si al principio de esta civilización era más frecuente el trabajo en la piedra con sus grabados y esculturas, cuando la capital del imperio se traslada a Tebas tienen el problema de que las rocas de la región se resisten a sus cinceles y martillos, por lo que se ven obligados a utilizar la pintura. Tanto los dibujos como los jeroglíficos aparecen entonces con un colorido vivo y exuberante y, tanto en unos como en otros, tratan, sobre todo, de la vida del más allá y de sus dioses preferidos dentro de la pléyade de dioses que poseían, pues una de las finalidades primordiales del arte egipcio es la de ayudar al alma del difunto en su tránsito al mundo de los muertos. Estamos hablando de mil quinientos años antes de Cristo.
A partir de ese momento, la pintura va desarrollándose a gran velocidad, alcanzando un nivel artístico desconocido hasta entonces. Los temas continuaron siendo los mismos durante mucho tiempo: la vida de los difuntos en el más allá, la representación de los dioses, etcétera, pero durante el reinado del faraón Amenofis IV (de 1370 a 1350 a.C.) surge una tendencia más realista de este arte propuesta por el mismo monarca, representándose diversas actividades sociales y económicas, así como animales o plantas, sin embargo esto duraría poco, pues con su muerte y la llegada al trono de Ramsés, se vuelve a la temática tradicional.

Es una pintura, como ya hemos indicado, mural, lo que se conoce como “al fresco”, debiendo ser preparada previamente la pared en la que se pretende trabajar mediante el enfoscado y el enlucido con una capa de arena y yeso húmedos que puedan absorber la pintura, la cual se distribuye, normalmente, en franjas.  También pueden encontrarse ejemplos de pintura sen papiros, sobre todo en la temática religiosa, como en el famoso “Libro de los muertos”, y a veces sobre esmaltes en joyas, amuletos, escarabajos, estatuillas o azulejos.

La pintura procedía de pigmentos naturales extraídos de tierras de diferentes colores que se mezclaba con agua y, a veces, se utilizaba clara de huevo, goma o cola para darle más firmeza.

Las figuras egipcias se caracterizan por estar dibujadas de perfil y el tronco de frente, bordeadas mediante una línea oscura y sin volumen ni profundidad o perspectiva, superponiendo las figuras sin más. A veces el arte egipcio es bastante semejante al cubista, como podemos observar en “La plañideras”, mujeres que lloraban por la muerte de alguien, donde nos llama la atención la posición frontal de los ojos en oposición al perfil del resto de la figura:

En la representación de las figuras humanas podemos advertir las diferencias en color de la piel, pero debemos hacer notar que la población original egipcia eran los camitas, de rasgos negroides, sin embargo, aunque los faraones eran en principio de la misma raza, se fueron aclarando a causa de los matrimonios con mujeres procedentes de otros pueblos arios, sobre todo de Mesopotamia:

A la hora de la representación era muy importante la jerarquía de las figuras simbolizadas, pues las imágenes más importantes eran más grandes que las del resto y mostraban actitudes hieráticas y sin expresividad alguna. Así, el faraón era de la misma estatura que los dioses, pues él mismo era un dios vivo, mientras que sus mujeres y sus hijos se dibujaban más pequeños. Muchos de sus dioses eran el resultado de una simbiosis entre humanos y animales y así aparecían encarnados con cuerpo de hombre y cabeza de animal, como halcones, cocodrilos, gatos, ibis…


La imagen de los animales poseía gran libertad expresiva, en contraposición con las figuras humanas, eso mismo ocurría con las plantas y cualquier otro tipo de ornamentación.


Los motivos, como ya hemos indicado, son tanto mitológicos,  decorativos o escenas de la vida cotidiana, sobre todo las que estaban destinadas a la manutención o entretenimiento del difunto en la otra vida.


Aunque existen numerosos ejemplos, es la Tumba de Nefertari, esposa de Ramsés II, durante el siglo XIII antes de Cristo, la muestra que mejor ha llegado hasta nuestros días y, curiosamente, las pinturas no aparecen en franjas superpuestas, sino que las escenas ocupan toda la pared:


Pero antes de cerrar el artículo, no me resisto a no llamar vuestra atención sobre algo tan mundano como la moda de la época, con ropas ligeras y transparentes, escotes bastante generosos, sino con los pechos al aire, cabellos lacios o con rastas, y una gran cantidad de collares, brazaletes y demás adornos, y es que el antiguo pueblo egipcio poseía un elevado concepto de la estética y la higiene corporal, incluso se depilaban todo el cuerpo, llegando a un gran refinamiento en la fabricación de perfumes, cremas y demás ungüentos, así como de pelucas, tocados y sandalias o zapatos.

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