MIS AMIGOS LOS LIBROS: El poder y la gloria, de Graham Greene, por Ancrugon

Con frecuencia nos podemos encontrar con héroes bastante atípicos en la literatura, personajes que se alejan considerablemente del característico superhombre, o supermujer, adalid de virtudes, paladín de la honestidad, triunfador, ídolo y figura a seguir, como es el caso del personajes que Graham Greene nos describe en su novela “El poder y la gloria” y que definió como un “whisky priest”, es decir, un sacerdote que muestra claros signos de debilidad moral acumulando gran cantidad de vicios en su persona siendo el alcoholismo el más frecuente, pero que, en contraposición, encierran algo en sí mismos que le eleva a un nivel superior y de lo que podemos sacar alguna enseñanza.
Este hombre carece de nombre dentro de la novela y sólo lo conocemos por sus actuaciones y su lucha personal e íntima contra sus debilidades. Este sacerdote está perseguido por las autoridades mexicanas y él sabe que si le atrapan no vivirá para contarlo. Engreído y pretencioso en su juventud, ha roto sistemáticamente las reglas que un día juró cumplir y no sólo se emborracha con frecuencia, sino que también tiene un hijo y ha cometido toda clase de excesos impropios de su condición de los que ahora, huyendo de la justicia, se arrepiente. Sin embargo, en ningún momento deja de ejercer como clérigo y sigue llevando a cabo sus funciones ministeriales, a menudo entre grandes dificultades, y atiende las necesidades espirituales de otros fugitivos que, como él, corren peligro de muerte.
Este “whisky priest” sin nombre es el personaje central de la novela, un hombre que combina un gran poder de autodestrucción y una miserable cobardía, con su búsqueda desesperada de la dignidad y una penitencia casi dolorosa, lo que le hace adquirir un cierto halo de santidad. Su antagonista y adversario es el teniente de la policía estatal cuya meta es dar caza al cura, aunque también aparece sin nombre, hay quien asegura que está basado en Tomás Garrido Canabal, un conocido revolucionario mexicano que destacó por su anticatolicismo y su pertinaz y obsesiva persecución del clero y laicos creyentes, tomando rehenes de las aldeas o matando sin escrúpulos cuando descubre que han ayudado al sacerdote, pero bajo está piel de malvado y resentido, se esconde el idealista que cree en una sociedad mejor que ponga fin a la pobreza de un pueblo explotado y que proporcione educación para todos y también es capaz de actos bondadosos, como cuando le paga al cura la fianza para salir de cárcel creyendo que simplemente es un vagabundo indigente y borracho.
La historia comienza con la llegada del párroco a un pueblo donde está prohibida la religión y donde reside María, la madre de Brigida, la hija natural del sacerdote, y la mujer que le consigue el alcohol y le ayuda a evadirse de la policía, pero en el fondo, aunque le preste apoyo, ella está bastante resentida con él. El cura siente un profundo amor por la niña quien, con su aspecto maligno y torpe, le inspira un gran deseo de hacer todo lo posible por salvarla de aquel infierno, pero, al mismo tiempo, no se arrepiente de nada de lo que hizo, ni de abandonar a la madre y a la niña a causa de su cobardía. En el lado opuesto está el Padre José, otro sacerdote de la población que, siguiendo las órdenes del Gobierno, ha dejado de ejercer como tal y se ha casado con una mujer que lo domina y la cual no le tiene ningún respeto perdiendo él toda la autoestima.
Cuando se ve obligado a huir perseguido por la policía y por sus propios demonios personales, nuestro héroe, se encuentra con un mestizo, un campesino medio indio que insiste en guiarle a Carmen, pero el cura intuye que este hombre lo traicionará en cuanto tenga ocasión. Cuando el teniente descubre que se ha marchado, sale a su captura pues realmente él considera que todos los miembros de la Iglesia, una entidad que afirma ser corrupta, son fundamentalmente malas personas y cree estar haciendo una buena labor para el pueblo mexicano con su exterminio.
En su huida, el sacerdote llega a una provincia vecina para volver a ver al mestizo quien le pide que oiga en confesión a un moribundo, pero en realidad esto es una trampa que… Pero mejor lo descubrimos leyéndolo, ¿No os parece?
Detrás de estos personajes y sus peripecias se esconden muchas más cosas que las aparentemente mostradas. Por ejemplo, la vida del mismo autor, pues Henry Graham Greene, nacido el 2 de octubre de 1904 en Berkhamsted, Inglaterra, tuvo una infancia difícil que le llevó a intentar suicidarse en varias ocasiones, por lo que su terapeuta le sugirió que utilizase la escritura como medio de luchar contra sus turbulentas emociones. Estudió Historia moderna en Balliol College, Oxford donde trabajó como editor de un periódico y donde desplegó toda su maestría en vivir de forma absolutamente disoluta. Después de graduarse, se fue a trabajar al “The Nottingham Journal”, y conoció a su futura esposa, Vivien Dayrell-Browning. Ella sería decisiva en su conversión al catolicismo, que tuvo lugar en febrero de 1926 y, aunque se dice que en un principio sólo se convirtió con el fin de ganar el afecto de Vivien, con el tiempo su fe llegó a ser muy profunda. Tras la publicación de “Historia de una cobardía”, que fue un éxito de crítica y público, comenzó a escribir a tiempo completo. Pero sus siguientes novelas fueron un fracaso, hasta que escribió “El tren de Estambul” que fue un éxito comercial y más tarde se convirtió en una película. Así que Greene probó suerte en la escritura de guiones, siendo su incursión más conocida en ese medio el guión de la película de Orson Welles, “El tercer hombre”, que ganó el primer premio en el Festival de Cine de Cannes en 1949. Durante la década de 1930, también escribió críticas de cine, convirtiéndose en uno de los críticos más apreciados de su época. Su viaje por México en 1938 y su choque con la persecución religiosa de la que fue testigo  le proporcionaron el material para “Los caminos sin ley”  (1939) y “El poder y la gloria”  (1939). Esta última novela fue un gran éxito de crítica, ganando el premio Den Hawthorn, al mismo tiempo que se hizo acreedora a la furia del Vaticano, pues los obispos católicos y cardenales pensaron que centraba demasiado su atención en la miseria de los seres humanos y pintaba una imagen demasiado negativa del sacerdocio. Durante la Segunda Guerra Mundial trabajó para el Ministerio de Información y el Raid Precauciones Squad Air, producto de cuyas experiencias nacería, en 1939, “El agente confidencial”, aunque durante esta época también escribió cuentos infantiles que se publicaron después de la guerra. Su novela “The heart of the matther” se basa en su experiencia en Sierra Leona durante la guerra, cuando se fue a trabajar para el Servicio Secreto de Inteligencia en 1941. Dejó el servicio en 1944. A lo largo de su vida, Greene visitó con frecuencia lugares conflictivos, entre ellos Vietnam, Kenya, Polonia, Cuba y Haití, de los que extraía material para sus novelas. Su novela “El americano impasible” (1955) se trata de la participación estadounidense en Indochina, “Nuestro hombre en La Habana” (1958) se basa en sus viajes a Cuba, “Los comediantes” (1966) trata de un régimen represivo en Haití, “El cónsul honorario” (1973) está ubicado en Paraguay y “El Factor Human”o (1978) en Sudáfrica. Su interés en la política de América Central le llevó a  familiarizarse con personajes como Fidel Castro y Manuel Noriega y se convirtió en un crítico de Estados Unidos y de Ronald Reagan en particular. Graham Greene murió en Suiza en 1991.
Así pues, viendo el desarrollo de la vida del autor, podemos extraer diversos temas de esta novela que son una constante en su trabajo, por ejemplo: los peligros del idealismo excesivo, la disparidad entre representación y realidad, la interrelación de los polos opuestos o la paradoja de la humildad cristiana.
Un idealista es aquel que imagina que el mundo puede ser un lugar mucho mejor de lo que es. Así, el teniente, en muchos sentidos, es un claro ejemplo de cómo esto puede ser bastante peligroso, pues es un hombre sumido en la insatisfacción y la amargura obsesionado por la forma en que las cosas podrían ser y como son en realidad. Aunque el deseo de ayudar a los pobres es un sentimiento noble, sueña con "volver a empezar", borrar la historia, y acabar con todas las creencias religiosas. Por otra parte, el no poder lograr lo imposible le lleva a sentimientos de frustración e ira, y al odio de las personas a quienes él considera como un obstáculo para la realización de su sueño. Por otra parte, su convicción de que él sabe lo que es mejor para el pueblo en sí es una forma de arrogancia. El sacerdote, por su parte, llega a aceptar el sufrimiento y la muerte como parte de la vida, eso no quiere decir que él no quiere ayudar a aliviar el sufrimiento, pero su fe en la otra vida le ayuda a aceptar las pruebas y dificultades de éste.
En segundo lugar, Greene está interesado en mostrar la diferencia entre la vida tal como se recuerda y la vida tal como se vive. El ejemplo más obvio es la historia de Juan, el joven mártir. La vida de Juan se caracteriza de principio a fin por la compostura, la lealtad y, sobre todo, la fe inquebrantable. Aunque el sacerdote sin duda es una figura admirable, sobre todo en el momento del cierre de la novela, que todavía cuando se enfrenta a la muerte y al miedo no puede arrepentirse. Pero Greene no está yuxtaponiendo los dos relatos del martirio para poner de relieve las deficiencias de los sacerdotes, sino más bien para mostrar que la vida real es diferente de las historias idealistas, en la mayoría de los casos. Este tema se extiende más allá de la narración para otras formas de representación. Por ejemplo, el sacerdote toma nota de lo poco que el gringo se parece a su imagen en el cartel de se busca en la oficina de la policía, y el teniente no reconoce al sacerdote, porque el sacerdote no tiene las manos delicadas que un sacerdote estereotipada tendría. Historias, imágenes y otro tipo de representación puede dar una imagen distorsionada, exagerada de una persona, y Greene está interesado en escribir sobre la realidad tal como es verdaderamente experimentada, incluso si él mismo está tratando de crear ese sentido de la realidad sin tapujos a través de su propia narración.
Por otra parte, el amor y el odio, la belleza y el sufrimiento, el bien y el mal son sólo algunos de los muchos pares de opuestos aparentes que Greene insiste que en realidad no son opuestos en absoluto. En el caso del teniente, por ejemplo, su odio de los sacerdotes se deriva originalmente de un amor y una preocupación por los pobres. Ambos sentimientos se derivan de las mismas emociones: el fuerte deseo de proteger a los inocentes y el rechazo de la injusticia en todas sus formas. El sacerdote, a menudo, descubre la belleza de la vida en los momentos de mayor sufrimiento y penurias. Por otra parte, el sacerdote y el teniente, que juegan papeles tan opuestos en toda la novela (es decir, la presa y el cazador) se unen al final de la novela y llegan a un tipo de conocimiento el uno del otro.

Y para finalizar, uno de los problemas más espinosos considerados en este libro es lo difícil que es para un cristiano ser verdaderamente humilde. La humildad es una cualidad que un cristiano se supone que debe tratar de realizar en su vida, sin embargo, tan pronto esa persona piensa que está teniendo éxito en la humildad, puede llegar a estar orgulloso de su éxito. El sacerdote se da cuenta de que está atrapado en este atolladero, y que originalmente se quedó en México durante la persecución para que pareciera bueno delante de Dios y de su pueblo. Sin embargo, en la novela, nunca se permite permanecer complaciente en los sacrificios que ha hecho, o los sentimientos cristianos que tiene. Desesperado por su debilidad e incapacidad de ser verdaderamente humilde, el sacerdote, paradójicamente, alcanza la verdadera humildad.

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